12.18.2007

Loas a Aton .



Loas .

I

Padre, Señor Creador de todo lo existente.

Dios Creador, piedra infinita donde apoyo mi cabeza.

Manantial perpetuo donde el agua corre cerro abajo.

Amor,

Luz de perseguidos, faro de extraviados;

Luz de luciérnaga en el monte,

Ola perfecta, aroma de laurel, follaje intacto,

Quietud del río en la hora crepuscular,

Nube huidiza, viento de dihueñes, murta dulzona,

Rosa mosqueta imprecisa que naces en todos lados,

Padre fecundo,

Señor Creador de todo lo existente.

Dios Creador.






II



Mira .

Mira mi mano pequeñita cuando aferro el serrucho,

Y mientras juega a levantar ensueños,

Canalizando el viento,

Polinizando esperanzas,

Rescatando del olvido a la flor caída,

Que el hombre iluso pisoteara.

Mira mi mano.

Mira mi mano que se afana por alcanzar lo perfecto.

Ah ¡cómo pudiera ser que mi mano ,

Estas febles articulaciones que me heredaste,

Que me adheriste a este cuerpo prestado,

Fueran capaces de remendar el musgo pisoteado,

El árbol talado, la raíz visible en el derrumbe.

Cómo pudiera ¡

Pero esta prolongación de mis angustias;

Falanges, falanginas, falangetas que hoy valoro

A punto están de hacer que el hombre

Alcance el sueño de saberse divinos.

Con estas mis dos manos, mis perfectas tenazas,

Aferraré a mi hermano en su postrera caída;

Le abriré el corazón plagado de egoísmo

Para mostrar un nuevo ser, profundo como el cielo

Que contemplo cada noche, cuando le hablo a

Dios / Padre Creador, que moras en lo eterno.

A ti Aton , Dios Creador que harás de esta Tierra

La Gaia prometida, la Tierra generosa,

El cielo compartido sin sombras que le eclipsen,

Sin nada que le enturbie; todos juntos, mi mano la tuya,

Nuestras manos, construyendo, descubriendo la vida,

El amor que nos hará eternos.

Etiquetas: ,

A Sananda .



I

Constelaciones,

Lejos del claro suceder de nuestro amor,

Nació a esta vida

Como un mandato de verdad

Claridad y luz.

Y tu luna,

Que apenas yo conozco por su nombre,

Supo de juegos,

De risas, de ternuras y de asombros.

Sananda se apuraba pues quería acercar,

Su beso, su alegría, su paz de trascender.

Merope, de Myrúa hija mayor,

Le susurró al oído una parábola una noche.

Le hablaba de verdades que el hombre no sabía.

Y que en la bella Urantia languidecía su luz.

Sananda se apuraba pues quería acercar,

Su beso, su alegría, su paz de trascender.

II

Ven luego a esta tierra.

Enséñanos el sendero a casa.

Yo siempre supe que era un cisne bello...

Nunca me conformé con mi destino.

Porque la tierra entera a mí pertenecía.

Y eran míos los ríos que la regaban.

Ven luego a esta casa, te estamos esperando.

Tenemos agua fresca, el pan está caliente.

Te ofrecemos cobija, el amor de mis hermanos.

No importa que a tus ojos

Los hombres finjamos tener el corazón de piedra.

Pero, hermoso Sananda, escucha lo que digo:

No en vano en esta tierra, mucho dolor hemos padecido.

Y acostumbrados estábamos a las cadenas;

Amamos la materia que cubre el sentimiento.

Pero así es como un día nos fuimos despertando.

No quisimos sentirnos un día más pedruscos,

Piedras, cueros, vasijas de un licor que nadie bebe.

Nuestra alma precisa mostrarse a todo el m undo.

Qué digo ¡al universo , para que Aton ,

Hinche su corazón de orgullo,

Al ver como sus hijos dan gracias cada día ,

Por ser seres divinos, flores de alguna galaxia;

Pólen que el Padre riega por entre los surcos

De este Universo en expansión.

Agua del Obispo

Valdivia

18 de Enero del 2.007


Etiquetas: